La noche nos pone, siempre, en nuestro lugar
Rodrigo Fresán
la noche latía.
la noche era demasiado blanca para sus ojos
demasiado extensa para su boca.
caían espejos rotos
del cielo de otro verano.
la vehemencia también latía.
toda esa gente, desnuda,
corría en círculos concéntricos.
toda esa gente resbalaba
al llegar al abismo.
el abismo era mermelada de silencio
y la tierra giraba vertiginosamente:
la tierra provocaba el desmayo de los dioses.
y entonces
los ángeles.
*
7 comentarios:
¿De dónde vienen los ángeles, girasol?
Qué vertiginosa sensación vacacional...
Hermosísimo reflejo (yo lo he visto un millón de veces, pero no he sabido dar con él). "Body painting".
uy que piennnas...
jijiji, lo de la mermelada me ha gustao ^^
hola! no, no he desaparecido, es que ultimamente estado liadisimo y sin internet
pero sigo leyendo los blogs eh
salU2
en portugués
http://incomunidade.blogspot.com/2009/08/voyages.html
Piernas de emergencia que seducen,
el poema también.
Ciro
:D
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