viernes, 27 de abril de 2012

Si belle



 Digamos que mis venas solo cobran sentido a lo largo de los trenes. Digamos curiosidad, balanceo noble de lo que somos, digamos futuro estallando oxígeno metempsicosis. Estallando miles de células. O traqueotomía, o salvavidas, o “remercier”. O sigamos diciendo lo que todos. Digamos que estoy durmiendo sobre el fantasma, sobre las voces que no dicen nada. Digamos que solo sueño con pájaros huérfanos, pájaros huérfanos con el cuello roto, con la sangre caliente, con dientecitos afilados, con el vuelo a través de una partitura. Digamos 24. Digamos 24 de abril y 24 años. Elegir ser diminuta. Digamos que no creo que en la inteligencia. Elegir estallar en burbujas. 24 decíamos. Digamos que no creo en la inteligencia. Digamos que no creo. 

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jueves, 19 de abril de 2012

"Ninguna voz es la mía"

Mañana estaremos en Baeza. Reencontrando y recitando. No sabemos si somos una generación, pero todos dicen: generación perdida o generación nini o generación de mierda o generación de gloria. Mañana tendremos a Baeza como punto de encuentro, a Machado como origen. El resto no importa.



Horarios y orden de lectura

Viernes 20 (18.30-20.30)
David Leo García - Alberto Guirao - Javier Gato - Marina Ramón-Borja - Laura Rosal

Sábado 21 (12-14)
Sara R. Gallardo - Ernesto Castro - Ruth Llana - Unai Velasco - Luna Miguel


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martes, 10 de abril de 2012

Pas dupe


Casi imposible traducir la longitud del viaje, el meñique torcido del pasajero de delante, el histerismo psicodélico de la mujer de al lado.

Hay espigas tumbadas sobre todo lo que observo.

Hoy me he despertado aún dormida, y me he balanceado. Una despedida exprés no es una despedida, las manzanas podrían hacer de la nuca un tobogán. Me he imaginado desayunando trigo, con música, pero solo había música. Y unas polillas, y algo de aceite.

Somos bestias. Animales desligados del aire. Animales que flotan entre carraspeos. La voz dulce de los soles, y de las cicatrices. Somos niños que se aman con la fuerza de una nube. Nos queremos apretados, usando el verbo “zambullirse”, nos queremos como el desorden. Si algo nos aburre, puedo sentir un chillido en la planta de los pies. Nos gritamos como ardillas. Cuando la ternura no tiene un color definido. Cuando no hay márgenes. Cuando el tren insinúa fiebre.

Algunas veces el peso de la hierba se volvía insoportable, y una trenza celeste y dorada se construía a lo largo de mis cuerdas vocales. Enredaderas que crecen hacia atrás. Degustando el lenguaje me sentía descansada.

Solo he venido aquí a pronunciar un poco de nada, a edificar imitaciones de jardines, a pedir mil disculpas a la porcelana.

Pero guardo buenos recuerdos de la noche circular.


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miércoles, 4 de abril de 2012

All the wild horses

¿Esta mancha en el suelo es vino o es sangre?
Y, sea lo que sea, ¿será mía?

Wallace Stevens



Están limpios los pliegues de la piel. Limpio el suelo, limpias las venas. He arrancado la belleza de cuajo. Claridad terrorífica. Yo bajo las sábanas tú como diluvio.

Pienso en lo inacabado, en una música repetitiva donde se escinden las notas de las comisuras. No pienso en escribir, porque lo inunda todo esa luz blanquísima. El alma reposa, y aliviada se duerme como un anciano sobre terciopelo. Pienso en las arrugas. Pienso en un solo cuerpo, en un pic-nic de miembros. El viento sonrojado me acaricia. Desconozco la prosa del ahorcado.


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