domingo, 1 de mayo de 2011

Desde Soria, con amor

El viernes de madrugada Luna y yo recitábamos en Soria, en mitad de un sueño, muy despiertas, llenas de vino, con Air, con imágenes que inundaban todo, en una ciudad que era agua. Corrimos bajo la lluvia. No hicimos fotografías. Reímos. Leímos a Valente con eco de mujer; infantiles.


Serán ceniza. José Ángel Valente

Cruzo un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque después de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.

*

3 comentarios:

tormenta dijo...

Si estuvisteis con Valente, todo está bien. Un beso.

Maria dijo...

Cuántas cosas juntas.

Vino, Valente, Air.
Qué pena no haber estado :(

Anónimo dijo...

Una ciudad que era agua. L