[...]
que oprimes mi pecho -al pecho te atraigo
para que escuches sorprendido el silencio.
Marina Tsvietáieva
Alguien oprime mi pecho, oprime mi garganta, qué importa quién oprima qué, qué manos se aferren a la música dulce, porque lo hace de un modo discreto, lo hace repitiendo los acordes, lo hace sin pensar en por qué se ha tatarear lo establecido, por qué no volcarnos entre los muros de piedra, si me reflejo en el perfil de las espadas, (¿me reflejo en el perfil de las espadas?), me reflejo y no son símbolos, todo parece real, lo toco con el dorso de mi mano, y es real, pierdo mi mirada entre las piernas, y es real.
*
que oprimes mi pecho -al pecho te atraigo
para que escuches sorprendido el silencio.
Marina Tsvietáieva
Alguien oprime mi pecho, oprime mi garganta, qué importa quién oprima qué, qué manos se aferren a la música dulce, porque lo hace de un modo discreto, lo hace repitiendo los acordes, lo hace sin pensar en por qué se ha tatarear lo establecido, por qué no volcarnos entre los muros de piedra, si me reflejo en el perfil de las espadas, (¿me reflejo en el perfil de las espadas?), me reflejo y no son símbolos, todo parece real, lo toco con el dorso de mi mano, y es real, pierdo mi mirada entre las piernas, y es real.
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5 comentarios:
cuerdas de guitarra
en el pecho.
Yo me quedé en que real es la realidad; y como es imposible tener acceso a ella... pos eso, que no sé qué es y qué no.
Inquieta el texto. Me gusta.
alguien
tiene
manos
para
ser
invisible
¿Empiza a tratarte bien Madriz?
reflejarse en una superficie
que no puedas tocar
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