domingo, 31 de agosto de 2008

Ciclo de carbono


Nuestros cuerpos que producen

diferentes productos de deshecho…
.






Danza taxativa.
A mí no, no me asusta contemplar
el cuerpo
más abajo
desde adentro.

Sumergidos en lava
- la caída, el declive-
todos esos animalitos
del tejido taciturno que
recosimos tras la derrota.

La derrota y la sequía,
la sequía musical de los
deshechos
cuando sólo nos queda
muy poco sudor
y demasiado dióxido.

Que no;
que no me asusta contemplar
el cuerpo
más abajo
desde adentro.
Que me esfuerzo
y me exprimo y no temo
aprieto los párpados y
aúllo.


*

miércoles, 20 de agosto de 2008

1937

he de haceros saber, que ahogo cada insulto infantil
y descuidado en el vino más rojo de
mis arterias.

he de haceros saber;
-desconfiados, soldados, insoportables sabios
del dinero-
que la pobreza de mi mente y de mis
bolsillos descosidos alcanza su plenitud
cuando el cielo se duerme sobre una
tabla rasa:
la médula.




(pero,
¿por qué callar los orgasmos de este mundo?)


*

jueves, 14 de agosto de 2008

"Me pregunto si es cosa de la edad..."

Me pregunto si es cosa de la edad
o fruto de una mente depravada;
en uno u otro caso, jamás nada
puede apartarme de mi única idea.

Cada cosa que miro se recrea;
la inocencia del mundo, transformada,
me estremece; la carne delicada
se pudre con extraña enfermedad.

Suena un violín, y yo escucho un gemido;
miro andar a mi gato, y sólo veo
el movimiento firme y repetido;

oigo al viento soplar, y oigo un jadeo.
y un mundo diferente, enfebrecido,
agita con su vista mi deseo.

*
(Carmen Jodra)

*

domingo, 10 de agosto de 2008

Petit monde

Mi cuerpo bajo el agua doblado
no siente nada
.
(un vaso de agua , un saludo , una copa de vino , un beso , un adiós , un susurro , una silla , un punto ,
)




Claro que todos estamos solos.
El mar es sólo otra excusa virgen
para fundirnos con nosotros
(en nosotros)

Enterrar cada línea del esqueleto
en sudor, espuma, vidrio.

Estoy diluyendo el hastío
Estoy diluyendo el hastío
Estoy diluyendo el hastío
.

*

jueves, 7 de agosto de 2008

À toi


Veréis...
en el Café Gijón nadie me trae mi vaso de agua.
Resulta incandescente la tediosa costumbre
de limitar los objetos humanos.
La nariz ancha, los pómulos hundidos.
Mi cuerpo presiente el hielo
pero jamás las manos o el fuego
(tampoco la lluvia).

No. No me quemo
pero mucho menos
vivo.

Hablan de las moscas que se posan
en sus hombros de algodón:
que si esa verborrea acuosa
y todas las bocas vacías.

Casi presiento el desastre níveo de la adolescencia
y me parece indescifrable
el simple crucigrama de tu cuerpo.

Aún recuerdo bosques como copas de vino
ninfas, manantiales de sexo
aterciopelado.
Aunque ahora sólo me limito a
desentrañar ceniceros, a darle alas
a los gatos, a escapar de los
pasos muertos
.

*