Quisiera nunca más hablar.
Saludo solo por telepatía.
A cambio, pequeñas voluntades niegan que existan el
silencio, la puerta gimoteando.
Experimentarlo es un teleférico,
abajo la gente teniendo penas y haciendo los ruidos del
sexo.
Rafael Espinosa. La regata de las comisuras
Ademán de tormenta sobre las luces, señores elegantes se deslizan bajo el sonido delicioso,
hay rendijas que descuido meticulosamente.
No hablamos, no tergiversamos, no
acariciamos con el dorso de la mano.
Hay esferas cálidas en los árboles y desde la plasticidad del agua solo comprendemos el silencio. Hay risas nerviosas. Hay míticos gestos de enfado. Hay languidez más allá del cuerpo. Más allá del cuerpo, otro cuerpo.
*
1 comentario:
Encantada de que vuelvas a publicar en tu blog
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