Entonces no me queda más que el espejo para que me dé una dimensión serena de lo que soy.
[...]
Alguien me sugiere que me mire a la cara.
¿El espejo se puede apropiar de mí?
Me caigo al suelo. Inconsciente.
El dedo en la boca. Fleur Jaeggy
/Más que en los labios
encontraba el placer en los dientes/
Contra la memoria, contra los pájaros, contra los diminutivos. 
Señalaba la belleza antes que nadie: el paisaje sonrojado: 
el paisaje en el interior del dormitorio. 
Como un postre, catadióptrico, como pupila. 
 Adentro del paisaje, desde lo caliente.
*
