Porque vivir es casi.
Abraham Gragera
Sexo sordo escribe Abraham Gragera: sexo pronuncia y sexo bendice, mientras yo camino a tientas por la ciudad estéril. Sonrío a los perros y a los paracaidistas, como si alguno de ellos me escuchara a través del vértigo de lo cotidiano. Todos acarician jardines desiertos. Y el cuerpo, qué vergüenza. ¿Verdad? Qué vergüenza. Hélices de sol, látigos sobre la piel. No recuerdas cuándo la dentellada. Cuándo el alma. Un poco desnuda el alma. No protesto: cubierta la herida saboreo el pasado.
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