Desordeno tus cabellos con la inocencia de un escritor
que despunta lacónico la tristeza ingénita de sus ojos
que despunta lacónico la tristeza ingénita de sus ojos
Barriendo con la mirada las cenizas del regreso a un hogar trashumante lejano casi ascético emigrado por la tonalidad blanquecina del cielo en noches de lluvia en noches de jazz cuando no tengo tus manos me invento palabras que justifican los escalofríos ausentes y entonces vuelves y me naces como un fuego náufrago de las briznas amarillas de la soledad y vivo enamorada de una vida vivo enamorada de la vida que vive enamorada de los pájaros que salen de tu frente.
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